Erminia Almazar

Querido Antonio:

Me vienen  a la mente, Antonio, las cartas de la Sra. Almazar, apoderada del Sr. Decalma. Es extraña la historia en que Antolín Dacalma, ya retirado del trabajo, y casi hasta de la vida, habría de encontrarse con requerimientos insospechados acerca de su yá cerrada obra.

Es de carácter sorprendente la Sra. Erminia, santa y ególatra, bien intencionada y egoista, o así se deja entrever en sus últimas actuaciones.

Las cartas de las que he tenido noticia revelan la extraña afinidad de Erminia “otros almuerzos”, entre ellos Julián Phinó, impresor y “filo” en general, muy amigo de la literatura de su tiempo, y a la luz de los acontecimientos cercanos, también ahora de las letras del Sr. Declama, que por lo general ha sido hombre ignorado por sus contemporáneos. El caso, Antonio, es que el Sr. Decalma se vea ahora invitado a participar, a sus años, en la farsa y satisfacer las ambiciones de “almuerzos”, como las de Phinó, de vocación tardía, pero encaminada a través de la cara sagitaria y la mano suelta de apoderada.

Es de extrañar esta amistad, lo sé, no parecían estar tan unidos, ni los intereses de ella parecen… estar claros, pues si Phinó es filántropo y se entiende su interés reciente por la obra de Antolín, no se sabe lo que apoderada ganará facilitando la sutil sugerencia de crear nueva obra al autor. Mas sospechoso resulta leer pretensiones deshonestas y especulativas sobre lo último que ya queda por devorar.

Que tan lentamente debe de haber transformado el amor en otra cosa

Me pregunto, Antonio, cuál es el papel de este personaje con tantas costuras, ahora que parece haber llegado la Erminia oscura, quién sabe hasta dónde puede llegar la sombra de la codicia, que tan lentamente debe de haber transformado el amor en otra cosa.

Urtzi

30 de abril de 2022

Tiempo de silencio

Querid. Antonio:

Es una lástima éste tiempo de silencio, pero no es el maestro más que un punto del camino, así que así está bien.

Sobre la pintura, o el dibujo, o como se quiera llamar esto que justifica el trabajo, cada vez tengo menos que decir, aprender es hacerse pequeño. Lejos de todo brillo es donde se encuentra la verdad de las cosas.

Aprender es hacerse pequeño

Últimamente fracaso experimentando a Michaux, haciendo experimentar a otros, inocentes, que quizá me acerquen más a lo incierto. La cuenstión es buscar la mínima expresión del trazo, bajo premisas más o menos acertadas y esquemas mejor o peor planteados.

Es curioso, Antonio, como las derivas de ésta búsqueda recorren a compañeros del camino, siempre presentes, pero también por olvidar para poder avanzar. Basilio, y probablemente Henrry, sean alguno de ellos. Es, sin embargo, tu figura diferente, nada es posible hacer contra quien no se significa.

Volviendo al asunto, es, Antonio, ésta búsqueda la de todos y cada uno de nosotros, y yo me resuelvo en esto; aunque no sepa, ni tenga la capacidad, de nombrarlo. Son aquí los propios alumnos el apoyo ¿o son maestros?

El que aprende enseña, y el que enseña aprende ¿Quién es quien es éste juego?

Urtzi

11 de abril de 2022

Todo lo demás es silencio

Querido Antonio:

Te escribo aquí porque escribirte me resulta puro ejercicio de egoísmo. Es preciosa la letra bailonga que se va retratando carta a carta, sin embargo, también son tus esfuerzos cada ves más grandes.
Resulta, además, un tanto absurdo escribirte después de tu última carta, fue tan clarificadora y sincera… Definiste claramente el oficio del buscador.

Agradezco sobremanera el párrafo que me recitaste al oído, todo lo demás es silencio.

Últimamente me pregunto que necesidad hay de hacer ejercicio crítico de tus obras, cuando aún disponemos de tu palabra. Más aún sin ella, es complicada y tendenciosa la crítica previa a una obra. En ocasiones hace falta una pequeña contextualización, pero ¿Quién es capaz de hacer ése ejercicio con humildad y no condicionando la lectura más de la cuenta?

En cualquier caso, Antonio, todo esto no importa mucho, creo que como la de otros, que no quiero llamar maestros, pero lo hago, será tu escritura descubierta por el que no ceja en su empeño de buscar la verdad.

Urtzi canto

a 7 de enero del 2022

El cajón de la esterilidad

Querido Antonio:

Me apena que de nuevo te encarezcan, que otra vez tu trabajo quede relegado a objeto de lujo. Qué lejos queda eso de tu carácter, de tu modo de vida, y más aún de tu obra.

¿De qué sirve empujar tu trabajo si no llega al gran público?

Pero que sé yo… los ecos que tienen voz nos miraron con ojo receloso y lengua viperina, recelo con el que no se miran a sí mismos… ¿Dónde queda todo ése patrimonio que es de todos?¿Dónde el legado universal de facundo?. Siento que nos lo roban con cada piel dorada que lastra la transmisión de tu trabajo, porque me vuelvo a preguntar de que sirve publicar(te) sin difundir(te) ¿De qué?, apenas servirá para arrojarlo al cajón de la esterilidad, del que difícilmente saldrá.

Urtzi canto

a 16 de diciembre del 2021

Discurso y permanencia

Querido Antonio:

Las palabras sin sostén carecen de estructura, mejor dicho, no estructuran, que es diferente. Y las palabras que no estructuran carecen de valor y resultan prescindibles.

El diálogo es de adentro a fuera, la obra dice y de ella se hace palabra. En ningún caso la palabra puede hacer obra, a eso se le llama “discurso”.

Dado que la obra se independiza de la mano de artista, lo que de ella se diga ha de dar cuenta de lo que permanece. Esta obra sale a flote, o no lo hace, y se le forman, o no, valores propios. Éstos valores ya no son del artista (contexto personal), ahora son del entorno (contesto cultural), y en el mejor de los casos llegan a ser universales (Arte).

Urtzi canto

a 10 de diciembre del 2021

Delimitar y negar(se) la posibilidad de lo que no conduce a ninguna parte

Querido Antonio:

Vengo a contarte cosas que tu mano ya conoce, a decirte que pintar es generar ilusión, sin ella, el ejercicio de mirar carece de sentido.

Más allá del talento particular, creo que apenas se puede enseñar a mirar, nada mas puede uno hacer por los demás. Bastante me parecería llegar a conseguir algo semejante, pues este, el de mirar, no es un trabajo vacuo, e implica autocrítica y esfuerzo consciente. A cambio, uno sólo obtendrá lo que se conceda a sí mismo.

En el camino de ésta enseñanza quizá sólo haya una sola cosa esencial, ser fiel a uno mismo, pero las implicaciones de esto son tantas que lo mejor que se puede hacer, es delimitar, negar y negarse la posibilidad de lo que no conduce a ninguna parte. Sólo así hay lugar para lo que verdaderamente importa. En cuanto a lo que importa… es algo tan escurridizo que “lo que se busca no se encuentra, y lo que se encuentra, no se busca”(1). No obstante los esfuerzos no son en vano, pues son los que le construyen a uno.

Por todo eso, quien quiera aprender que no venga a mí, no tengo nada que enseñar, apenas tengo la inacción como premisa. Quien no quiera esta quietud, que se abstenga de perder tiempo.

Sin embargo, no me faltarán ganas de acompañar la mirada del otro y quizá señalar aquellos puntos en que convendría reparar, más aún si cabe, los hallazgos de la mano inocente. Y es que resulta de vital importancia atesorar los hallazgos del camino para después dejarlos marchar. Es en esos momentos, en los de hallazgo y abandono, en los que cambia el rumbo de la mirada (y del ser).

El camino da a una senda,

la senda es el camino, al que, quien quiera avanzar,

se ha de aventurar.

El que no lo haga no avanzará.


El camino curvo sigue sin necesidad de tomar senderos, y la senda son muchas y lo vienen a bordear.

¿Cuál es la correcta?

Yo ya encontré la mía, tú la has de buscar.

“Anagrama apócrifo LXXXII” «Anagrama inventado en base al Tao te King de Lao -Tsé»

Ya te he dicho anteriormente algo similar, pero cada vez me afianzo más en una posición, indefinida pero inequívoca, sobre lo que merece la pena ser enseñado y lo que no, por ejemplo: evitar lo no lleva a ninguna parte, y menos aún, lo que genera mayor confusión; Igualmente, evitar corregir esas maravillosas desviaciones naturales que algunos tienen en su mano, con tanto valor expresivo, y quizá hasta artístico.

(1) “El ravero”; Niño de Elche

Tu amigo Urtzi

a 28 de Noviembre del 2021

Qrid. Antoño* y Basilio III

Cuanto menos produzco más trabajo, y creo que en el arte no se trabaja por trabajar, que se trabaja por necesidad interior. lo otro es producción.

Sin embargo, en la ciudad todo se torna confuso y ése “Antisoma” que tomamos por los sentidos nos despoja del silencio en el que podríamos vivir (y trabajar). Pienso que aveces no tenemos ni idea, que de tanto decir sobre ella, se nos olvida mirar la pintura y simplemente gozarla, con sus defectos y sus virtudes, sin crítica, sin comparación. ¿no es otra cosa lo que vale?…

Lamentablemente, yo mismo soy el primer criticón.

La palabra es… “ilusión”, quien produce ilusión en los demás es rico en humanidad, es así, quizá, como se encamina uno a la creación. Ilusión y preguntas, no afirmaciones, que quizá sirvan para conocer primero la intención y hacer aflorar después su propia voz y respuesta.

Quien produce ilusión en los demás es rico en humanidad

Sin embargo, a día de hoy las periferias de los proyectos no me dejan profundizar en nada y absorben todo mi esfuerzo, alejándome de ése aflorar. Pero ya sabes, aunque la forma no es estructura también hay que moldearla, a pesar de que a veces cueste más de uno y mil combates de letrista.

Precisamente hace poco me hablaba una llamada sobre la comunicación, acerca de lo que comunicamos y lo que SE comunica. Considero que “comunicar” no es siempre comunicar, sirve a menudo más para confundir que para aclarar, pero es ésa una batalla perdida, a mi me basta con intentar en mi práctica velar más que desvelar. Cada vez encuentro más gusto, y lo digo con la boca henchida de placer, en el natural, en pintar DESDE lo que se ve, y no lo que se ve.

En torno a esto, creo que si uno se hace pintor, escultor, fotógrafo… es porque necesita aprender a mirar, y digo pintor y todos los demás, y no artista. Los primeros hacen lo que necesitan para aprender a ver, y el último es capaz de hacer llegar su modo de ver a los demás, que es otro cosa.

No obstante, yo creo que nunca he sabido mirar, y que necesito, como tantos otros, darle forma a esas cosas que no acaban de encajar en mis ojos, que en realidad son ciegos (por tanto, una tarea infinita y circular)

Sin embargo, o quizá por eso mismo, siento la necesidad de dejar de escribiros, a ambos. Si bien no sois lo mismo el uno que el otro, necesito salir de la influencia de ése aura del arte, de la de ambos, y abandonar la losa que me pesa. Quizá sea para hacer lo mismo pero sin hacerlo, quizá, para siendo otra cosa, serlo un poco más en silencio y un poco más sano.

Noto últimamente que el aire está viciado alrededor de esta informe mesa, y temo ser otro Salomón mirando el reluciente bronce, buscando un algo que no se busca, que quizá sólo se encuentre, aunque no siempre tenga la forma que uno espere.


Cartas a Antonio III: Soma para los sentidos

Qrid* Antonio:

Que cansado estoy de los oráculos gritones, del reflejo de incultura que promueven las pantallas, de la explotación de los cutre como espectáculo, del ruido ambiente que ametralla y descentra, !Del espectáculo en sí mismo!, en definitiva, de la parodia como sustitución de la vida. Estoy cansado del ruido y no sé a donde mirar sin exponerme, sin que me roben mi silencio.

“…porque, como paga el vulgo, es justo hablarle en necio para darle gusto”

Lope de vega

Resulta éste un “soma” que se aspira por los sentidos, para que todo se vuelva más vívido, más real que lo real, despojado del silencio y de voz interna.

25 de febrero de 2021

Cartas a Antonio II: buscando ésa barquilla con la que transitar por la travesía de la creación

Querido Antonio:

Recientemente he pintado varios bocetos de un ventilador con ventana, en realidad el tema es lo de menos, lo que importa es la pintura, que voy creyendo pasa por la materia y el color, aunque también pienso que algo (en mi caso particular) se da a través de soportes con historia. Hoy he atacado masas de rojo pastoso, tres hélices en torno a un viejo cacharro blanco. Por un lado se proyecta una sombra marrón claro que baja hasta la base y lo contornea hasta su base, donde toma matices azules. Toda la escena es básica en colores, amarillos para un premarco donde se encastra la escena, blanco rosado para el pollete de la ventana que contiene el aireador*, y detrás el marco en verdes que da a un donde azul… Por donde el aire se cuela por la mezcla impura de los azules y blancos.

Creo, por lo que otras pinturas eme enseñan, que el interés pasa en ocasiones (nunca es siempre) por la materia y su tratamiento, por ejemplo, un piernudo de pintura extendida, larga, relamida… Con un punto en la rodilla de pasta de paleta sin apenas extender, genera un foco de atención y un punto de fuerza en la escena.

Sé… Que esto es un hablar muy vago, muy circunstancial, pero ¿no es así como se empieza a conocer? Ése aprendizaje que te menciono llevo tiempo viéndolo en algunos alumnos, aunque no es fácil nombrarlo, es una especia de oposición equilibrada donde “lo uno en cantidad resalta lo contrario en escasía*”. No tengo aún forma de más clara de nombrarlo.

Me viene a la mente las palabras de Séneca en una parte del diálogos de platón, concretamente en “Fedón o del alma“, donde dice lo siguiente:

“…no examinar detenidamente lo que se dice, y cansarse antes de haber hecho todos los esfuerzos posibles para conseguirla (la razón) es digno de un hombre perezoso y cobarde… Es preciso escoger entre los razonamientos humanos el más fuerte y embarcarse en él como una barquilla… A menos que sea posible encontrar, para hacer este viaje, algún razonamiento incontestable que nos ponga fuera de peligro.”

Leo este texto, escrito en defensa de la razón, en clave de creación, empujando la necesidad de valor y trabajo para criticar el trabajo de uno y de los demás, buscando ésa barquilla (o trasatlántico si se encuentra, que dudo exista) con la que transitar por la travesía de la creación.