Delimitar y negar(se) la posibilidad de lo que no conduce a ninguna parte

Querido Antonio:

Vengo a contarte cosas que tu mano ya conoce, a decirte que pintar es generar ilusión, sin ella, el ejercicio de mirar carece de sentido.

Más allá del talento particular, creo que apenas se puede enseñar a mirar, nada mas puede uno hacer por los demás. Bastante me parecería llegar a conseguir algo semejante, pues este, el de mirar, no es un trabajo vacuo, e implica autocrítica y esfuerzo consciente. A cambio, uno sólo obtendrá lo que se conceda a sí mismo.

En el camino de ésta enseñanza quizá sólo haya una sola cosa esencial, ser fiel a uno mismo, pero las implicaciones de esto son tantas que lo mejor que se puede hacer, es delimitar, negar y negarse la posibilidad de lo que no conduce a ninguna parte. Sólo así hay lugar para lo que verdaderamente importa. En cuanto a lo que importa… es algo tan escurridizo que “lo que se busca no se encuentra, y lo que se encuentra, no se busca”(1). No obstante los esfuerzos no son en vano, pues son los que le construyen a uno.

Por todo eso, quien quiera aprender que no venga a mí, no tengo nada que enseñar, apenas tengo la inacción como premisa. Quien no quiera esta quietud, que se abstenga de perder tiempo.

Sin embargo, no me faltarán ganas de acompañar la mirada del otro y quizá señalar aquellos puntos en que convendría reparar, más aún si cabe, los hallazgos de la mano inocente. Y es que resulta de vital importancia atesorar los hallazgos del camino para después dejarlos marchar. Es en esos momentos, en los de hallazgo y abandono, en los que cambia el rumbo de la mirada (y del ser).

El camino da a una senda,

la senda es el camino, al que, quien quiera avanzar,

se ha de aventurar.

El que no lo haga no avanzará.


El camino curvo sigue sin necesidad de tomar senderos, y la senda son muchas y lo vienen a bordear.

¿Cuál es la correcta?

Yo ya encontré la mía, tú la has de buscar.

“Anagrama apócrifo LXXXII” «Anagrama inventado en base al Tao te King de Lao -Tsé»

Ya te he dicho anteriormente algo similar, pero cada vez me afianzo más en una posición, indefinida pero inequívoca, sobre lo que merece la pena ser enseñado y lo que no, por ejemplo: evitar lo no lleva a ninguna parte, y menos aún, lo que genera mayor confusión; Igualmente, evitar corregir esas maravillosas desviaciones naturales que algunos tienen en su mano, con tanto valor expresivo, y quizá hasta artístico.

(1) “El ravero”; Niño de Elche

Tu amigo Urtzi

a 28 de Noviembre del 2021

Al 80 aniversario de Antonio

Qrid.* Antoño*:

Hoy te exponen… tanto a tu obra como a ti mismo. Ojalá este aniversario fuera una situación tan sincera y sencilla como “hombre y gato“, para mí un buen recuerdo, y reflejo de como el día de tu aniversario pudiera ser.

Han pasado una cincuentena de años, y desde algún sitio, donde quiera que se hallen mis rostros, te quiero feliz.

Con cariño

Fd: “Muchacha de coletas amarillas”

11 de Junio del 2021

(From “Painting portraits”)

El difuso rostro de la pintura

Me sorprende increíblemente una pintura de Isabel Baquedano, un liencito de pequeñas dimensiones que representa una Eva y un Adan en el paraíso ingrávido de la nada, me recuerda, como no, al mismo tema de Durero, dos ventanucos separados con figuras independientes  y un tratamiento más detallado, pero con ése mismo aire níveo y flotante. Estas escenas, ambas, tienen un punto de dibujo subyacente que me empuja más atrás aún, al mismo Adán y la misma Eva de las pinturas originarias de la ermita de la Vera Cruz de Maderuelo (Segovia). 

Pero esto en realidad trata de pintura, del color impropio pero propio, el color interno; de las formas subyacentes de parecen desbordar a las aparentes; de la fusión de planos entre figura y fondo; incluso de cierto verde moho, en el que no había reparado hasta ver la colección de obras de la autora en la Sala del Bellas Artes de Bilbao.  El dibujo, el de la obra “Adan y Eva” de I. Baquedano, es matissiano, sinuoso y grácil, como de una pluma, como echo de un sólo impulso, y la expresión se traslada a un rostro escueto desde el dinamismo de un cuerpo de color plano. No hay así linea de contorno, ni fondo determinado, sólo una insinuada serpiente que sitúa a los personajes (y al tema) en un espacio dado. Me alegra ver que aquí tampoco la pintura es perfecta, que no faltan un par de pinceladas fuera de lugar, porque en esos lares es donde se bate el artista consigo mismo.

…no faltan un par de pinceladas fuera de lugar, porque en esos lares es donde se bate el artista consigo mismo.

También me sorprende la “Lucrecia”, de Lucas Cranach, una mujer cuya curva parece que baila, con una marcada turgencia a base de color más o menos plano y algunas sombras suaves. También tiene dibujo, se le nota sobre todo en las manos, que sujetan aquello con lo que está apunto de apuñalarse, pero no se preocupen, que ella espera con paciencia a que nos vallamos para acometer el suicido por deshonra, pero de momento espera y parece apelar a la venganza futura de la violencia sufrida. Su cuerpo es pura luz en la nada, la forma es dinamismo y éste último la antesala de la acción. No hay fondo, lo cual enfatiza todas las características propias de la figura y nada más.

Otro ejemplo de color y forma, de línea, es la “escena de lucha” de Kawanabe Kyosai, las habrá más delicadas y en mejor estado, pero ésta, por el tamaño de las figuras y el tamaño del pliego, así como por la simplicidad de la pieza y la ausencia de fondo, centra la atención en aquello que sí hay. La composición es impecable, muy dinámica, los personajes tienen expresiones propias tanto como relación con las de los demás. Los cuerpos son exuberantes, generosos, exacerbados, pero anatómicos. El color (aunque menguado) es preciso, muy cubriente, y los detalles de “turbantes” y vestimentas son my detallados (sin serlo del todo, pero dan perfecta idea de dobleces y superposiciones). Hay matices de luz en las masas de color dentro de las líneas de dibujo, las miradas y los gestos de cuerpo y brazos guían la acción, éste “teatro” detenido.

Por último, no hay espacio, hay papel cuyas cualidades matéricas son el único espacio que necesitan… flotan en el aire, pero reposan lo justo en las evidencias de imperfección del papel. La lucha continuará cuando no miremos

La lucha continuará cuando no miremos.

sábado, 15 de mayo de 2021

Qrid. Antoño* y Basilio III

Cuanto menos produzco más trabajo, y creo que en el arte no se trabaja por trabajar, que se trabaja por necesidad interior. lo otro es producción.

Sin embargo, en la ciudad todo se torna confuso y ése “Antisoma” que tomamos por los sentidos nos despoja del silencio en el que podríamos vivir (y trabajar). Pienso que aveces no tenemos ni idea, que de tanto decir sobre ella, se nos olvida mirar la pintura y simplemente gozarla, con sus defectos y sus virtudes, sin crítica, sin comparación. ¿no es otra cosa lo que vale?…

Lamentablemente, yo mismo soy el primer criticón.

La palabra es… “ilusión”, quien produce ilusión en los demás es rico en humanidad, es así, quizá, como se encamina uno a la creación. Ilusión y preguntas, no afirmaciones, que quizá sirvan para conocer primero la intención y hacer aflorar después su propia voz y respuesta.

Quien produce ilusión en los demás es rico en humanidad

Sin embargo, a día de hoy las periferias de los proyectos no me dejan profundizar en nada y absorben todo mi esfuerzo, alejándome de ése aflorar. Pero ya sabes, aunque la forma no es estructura también hay que moldearla, a pesar de que a veces cueste más de uno y mil combates de letrista.

Precisamente hace poco me hablaba una llamada sobre la comunicación, acerca de lo que comunicamos y lo que SE comunica. Considero que “comunicar” no es siempre comunicar, sirve a menudo más para confundir que para aclarar, pero es ésa una batalla perdida, a mi me basta con intentar en mi práctica velar más que desvelar. Cada vez encuentro más gusto, y lo digo con la boca henchida de placer, en el natural, en pintar DESDE lo que se ve, y no lo que se ve.

En torno a esto, creo que si uno se hace pintor, escultor, fotógrafo… es porque necesita aprender a mirar, y digo pintor y todos los demás, y no artista. Los primeros hacen lo que necesitan para aprender a ver, y el último es capaz de hacer llegar su modo de ver a los demás, que es otro cosa.

No obstante, yo creo que nunca he sabido mirar, y que necesito, como tantos otros, darle forma a esas cosas que no acaban de encajar en mis ojos, que en realidad son ciegos (por tanto, una tarea infinita y circular)

Sin embargo, o quizá por eso mismo, siento la necesidad de dejar de escribiros, a ambos. Si bien no sois lo mismo el uno que el otro, necesito salir de la influencia de ése aura del arte, de la de ambos, y abandonar la losa que me pesa. Quizá sea para hacer lo mismo pero sin hacerlo, quizá, para siendo otra cosa, serlo un poco más en silencio y un poco más sano.

Noto últimamente que el aire está viciado alrededor de esta informe mesa, y temo ser otro Salomón mirando el reluciente bronce, buscando un algo que no se busca, que quizá sólo se encuentre, aunque no siempre tenga la forma que uno espere.


Cartas a Antonio II: buscando ésa barquilla con la que transitar por la travesía de la creación

Querido Antonio:

Recientemente he pintado varios bocetos de un ventilador con ventana, en realidad el tema es lo de menos, lo que importa es la pintura, que voy creyendo pasa por la materia y el color, aunque también pienso que algo (en mi caso particular) se da a través de soportes con historia. Hoy he atacado masas de rojo pastoso, tres hélices en torno a un viejo cacharro blanco. Por un lado se proyecta una sombra marrón claro que baja hasta la base y lo contornea hasta su base, donde toma matices azules. Toda la escena es básica en colores, amarillos para un premarco donde se encastra la escena, blanco rosado para el pollete de la ventana que contiene el aireador*, y detrás el marco en verdes que da a un donde azul… Por donde el aire se cuela por la mezcla impura de los azules y blancos.

Creo, por lo que otras pinturas eme enseñan, que el interés pasa en ocasiones (nunca es siempre) por la materia y su tratamiento, por ejemplo, un piernudo de pintura extendida, larga, relamida… Con un punto en la rodilla de pasta de paleta sin apenas extender, genera un foco de atención y un punto de fuerza en la escena.

Sé… Que esto es un hablar muy vago, muy circunstancial, pero ¿no es así como se empieza a conocer? Ése aprendizaje que te menciono llevo tiempo viéndolo en algunos alumnos, aunque no es fácil nombrarlo, es una especia de oposición equilibrada donde “lo uno en cantidad resalta lo contrario en escasía*”. No tengo aún forma de más clara de nombrarlo.

Me viene a la mente las palabras de Séneca en una parte del diálogos de platón, concretamente en “Fedón o del alma“, donde dice lo siguiente:

“…no examinar detenidamente lo que se dice, y cansarse antes de haber hecho todos los esfuerzos posibles para conseguirla (la razón) es digno de un hombre perezoso y cobarde… Es preciso escoger entre los razonamientos humanos el más fuerte y embarcarse en él como una barquilla… A menos que sea posible encontrar, para hacer este viaje, algún razonamiento incontestable que nos ponga fuera de peligro.”

Leo este texto, escrito en defensa de la razón, en clave de creación, empujando la necesidad de valor y trabajo para criticar el trabajo de uno y de los demás, buscando ésa barquilla (o trasatlántico si se encuentra, que dudo exista) con la que transitar por la travesía de la creación.

Un cuaderno, color desbordado y también un sueño

Querido Ander:

A tu lado hay un cuaderno tapizado en negro, es apenas una cuartilla multiplicada y encuadernada con cuidado industrial. Junto a ella queda una caja rectangular bien cerrada, se llama “Manley” y es como un arcoiris, ten cuidado, expande un enjambre de colores que anidan en todas partes.

El cuaderno esta cerrado, pero hay cosas que desbordan por uno u otro lado, es además grueso, no cabe en sí y camina con las piernas abiertas por no poder cerrarlas. Te confieso que és este cerrado cuaderno me hace pensar en otro, que no es ni mucho menos un cuaderno, pero tiene yá desbordados los colores. Ésos colores, esas formas, estan gravemenente metidas en mis ojos.

No es feo el oficio de libro ¿Verdad?, sobre todo cuando puede contener, con verdadera humildad, con sencillez, aquello que resulta esencial en él, en cada uno de ellos. Tú ya tienes uno, aún en ciernes, sí, esas cuartillas en forro negro son yá el germen.

¿De qué? ¿Importa?

Francamente, éste cuaderno de cuartillas son todos los precedentes y posteriores, y siquiera importa lo que contuvieran o contengan en algún momento, importa lo que ésos colores vengan a pre y post formar fuera de sus papeles.

“Colores mezclados en caja de detergente”

Yo sueño a veces con las cuartillas de “Paisaje con molino y mujer tumbada”, en colores tierra cálida, densos, atmoféricos… es apenas un “cuaderdo” de color mezclado en detergente, pero creo, que su impresión es certera por sencilla, por esencial, por desprovista de artificio. Hay tantas y tantas cuartillas derramadas de color que me gustaría tener en mis ojos…, se cuentan a miles, y son tan ligeras como una sóla.

Pintura DIY

Mezcla de pigmentos

Que la pintura no crece en el bote es sabido por todos, creo… pero su elaboración ni es tan dificil ni tan lejana como podamos pensar, claro, todo depende de las ganas que tengamos de mezclarnos con todo el pringue que supone todo este proceso y de disponer de alguos materiales.

Lo primero que hay que saber es que cualquier pintura consiste en un medio graso y pigmento, la diferencia reside en la proporción de los elementos. Cuando más graso más blando, así las ceras son un medio perfecto para cubrir y potencia mucho el color, a difecencia de las cretas, que es menos grasa y el pigmento es practicamente polvo que se deposita en los poros, necesitando fijarse.

Mi kit de pintura es bien sencillo, Gel acrílico, pigmento y paleta (una moleta también ayuda)

El gel acrílico es el medio en el que mezclarmos los polvos de pigmento, la mejor amnerae s hacer un volcancito de gel y dentro poner los pigmentos, podemos empezar con pocos y mezclar luego hasta que la mezcla tengo el poder de color que deseamos.

¿El resultado?

Ésta pasta de color que se muestra aún grumosa, como con pequeños granitos, éstos son los pigmentos, que hay que reducir y mezclara bien a base de batir y aplastarlos contra la superficie de cristal. Para esto hay una herramienta (moleta), un gran pisapeles de cristal, que permite batir la pasta contra el cristar y extenderla una y otra vez hasta que se afina y se hace completamente cremosa, como cualquier salsa de cocina.

La superficie de cristal puede ser también de marmol, y sirve, como cualquier mortero, para extender y reducir la mezcla, “ligando” pigmento y gel, y reduciendo el diametro del pigmento, que es lo que le da a la pintura una mejor calidad y mejores cualidades a la hora de usarla.

Ahora sólo hace falta recogerla de la superficie y guardarla en un recipiente cerrado para que no se seque tan rápido.

¿Os animais a probar?

Podeis ver/leer ejemplos de estos procesos en el libro “La joven de la perla” ( os recomiendo el libro)

LA JOVEN DE LA PERLA (TRACY CHEVALIER)

También una escana sobre la “Cámara obscura

Cartas a Basilio XII

Querido Basilio

Te hablé alguna vez de unos amigos, a los que no veo mucho pero que es honda su impresión en mi, tanto la de su pintura, como en algún caso la suya también

¿Por qué?

Porque su pintura (su arte) es de una gran radicalidad, a la par que humilde y vital. Esto se da en un contexto que bien podría llamarse “vanguardias españolas de interior”, viviendo apartadas (creando apartadas) pero no desconectadas del mundo. Estos amigos parecen escapar, incluso renunciar, al “afuera” de las cosas, para buscar un “adentro” que se quiere ¿Se necesita? alcanzar. No sé si los mueve la duda, el auto-descubrimiento o alguna otra razón.

Ortega Muñoz, Javier Fernández de Molina y José Antonio Cáceres

He conocido a todos de forma diferente, y con todos me queda una sensación de quietud intuitiva, no verbalizable.

A Godofredo Ortega Muñoz le conocí en el MEIAC, o quizá antes, en una galería de Mérida. Estaba hendido en las pinturas de puertas de acceso a corijos, una versión refinada de lo que nosotros llamamos “arrate”, puertas rústicas enmarcando un paisaje de dehesa. El pintor, refleja de forma tan sintética el labrado de los campos, la división de tierras con sombríos muretes de piedra seca, y los arboles !Que arboles! encinas, alcornoques y castaños que bailan el paisaje como los santos de Berruguete.

No puedo evitar pensar en el realismo poético de la generación del 98, mirando a castilla con ojos negros, en cambio, Ortega Muñoz procesa un claro amor al paisaje, a su paisaje rural. Éste amor, ésta forma de mirar, supura más allá del tema y de las formas de representación. Hay que enfrentarse a su pintura para sentir el silencio y la eternidad que alcanza, el retiro del pintor y la búsqueda que emprende.

A Fernández de Molina le conocí en su casa de galante entrada, enrejada, casi moruna… una coca-cola, humo de tabaco y polvos cerámicos hablan de él, también los jarrones pintados en el muro para decorar, muy romanos, que son la tercera dimensión de su casa. Es un hombre de taller, cansado también* de que le “traigan y le lleven” y también* sabedor de la urgente necesidad de legar… pero quién sabe, si ese no sea siempre el último paso del creador.

Ortega es pintor casi bíblico, sus peces llegarían a nadar en el brillo de lo cerámico y el color, que se esparce incontrolable fuera de la forma, adquiriendo la suya propia. Nada tiene que envidiar a nadie, el pequeño taller con patio es paridero de luces y sombras, piezas de belleza con o sin asa, con o son labio, platillos, bandejas, etc., todo al servicio del color y el arte del que pinta en horno.

A José Antonio Cáceres le conocí a través de la cámara, primero de las ajenas y después de la mía propia, que parece se enamoró de sus momentos y quísolos* hacer presentes. Nuevamente un creador integral, más retirado aún pero conectado en su momento con el meollo de todas la actualidad artística. Retiro y obra integral… pueden tener que ver con éste círculo, recientemente cerrado, de poesía, pintura y poesía visual.

Aunque de Antonio quizá te hable algún día.

Urtzi canto

En Bilbao a 3 de febrero de 2021

Cartas a Basilio XI

Querido Basilio

La perspectiva es una forma libre que se representa a sí misma, se nombra como otra cosa, como espacio, pero es en realidad cúmulo de formas libres que visualmente se sobreponen y disponen en diferentes direcciones.

Por ejemplo, la habitación es el cubo, con sus planos base internos, un X-Y-Z concreto, aunque siempre abstracto (el espacio es abstracción mental), que responde a un saber previo… !pero no!, porque el espacio dislocado, o no sujeto a interpretaciones conscientes, lo es más si cabe.

La práctica aplicada (todas lo son), de la pintura concreta (abstracta) parece mostrar que desligarse del todo de ésa interpretación del consciente humano es improbable, sin embargo, reducir al máximo las “referencias” nos acerca al infinito pictórico, por así decirlo, al inconcreto más atractivo y longevo a la vez (Obras fuera de tiempo, lugar e incluso casi hasta estilos)

De aquí que el alumno tantee los planos casi sin saber y de forma instantánea y eficaz (otras veces no tanto) que halle soluciones no normativas y muy enriquecedoras (el descubrimiento se interioriza como aprendizaje propio, no como enseñanza ajena)

Así las cosas, podríamos acuñar un “bien pero mal” y un “mal pero bien”

Urtzi canto

En Bilbao a 23 de enero de 2021

Cartas a Basilio X

Querido Basilio

Hoy no he enseñado nada, y qué bien…, apenas marcar los logros y afianzar los valores de las personas… y es que aquí no hay nada que decir, y yo no tengo nada que aportar, y cuando me preguntan sólo miro, observo y reconozco valores cromáticos y pastas que contrastan con el fondo, como el tulipán extendido en la tostada, color que masa* el espacio.

De eso sí puedo hablar, de lo que está en los ojos y las manos.

Estos días también pienso en algo que titularía “Tiempos modernos”, en memorias frías que quizá, de memoriar*, promueven la desmemoria de los modernos tiempos. Pero no me hagas caso, Basilio, me contraria a veces la lucidez ¿Lucidez?¿de quién?, me aborda quizá la soberbia del vendedor de filos y me hace pensar, quizá también, lo que no es ¿no es?

Mis palabras están siendo altamente temerarias, o altamente claras, lo más inequívocas que la obscuridad de mi pensamiento permite. Pero es que cuanto menos digo, menos juzgo y más claro y más firme veo lo que creo que las cosas son… y lo que no son. Es contradictorio que a mayor claridad más sean las cosas que quedan a un lado del camino.

Basilio, no sé si voy a leer tus cartas públicas, aún están escondidas en el atillo que las mantiene unidas, no se si las leeré… como ocurre con otras cosas, aún no ha llegado su momento.

Urtzi canto

En Bilbao a 22 de enero de 2021

Cartas a Basilio VIII

Querido Basilio:

¿Recuerdas la mesa informe?

Sí, ésa estructura mental que inventé hace ya semanas para armar mi propio aprendizaje de ti, de mí, y del arte ¿la creación?. Resulta que ésa mesa que nos une cada vez me separa más de ti, abrir el mundo a otros ha generado disonancias, dudas, que se aferran a la estructura y la habitan. ¿Cómo seguir construyendo en una mesa llena de dudas? Inevitablemente hay que resolverlas.

De ti se me desmonta el mito y lo agradezco, porque después queda el hombre, y de ése sí que puedo dar cuenta. Espero no te importe mi sinceridad cuando digo que tu teoría del color, de la pintura, se asemeja más a una metodología analítica, a algo comprensible, asimilable y comunicable, incluso previsibles sus resultados… y siento no estar de acuerdo con esos propósitos. Para mi el arte no tiene caminos ni muletas, y mucho menos recetas, porque el arte no se aprende…

Es en esos puntos suspensivos donde todo se me descarrila, precisamente en el extremo más activo de la mesa, en la absoluta libertad falta de sujeción, porque cuando mañana afronte mis clases, habré de decir a los alumnos que cierren el libro, que ahí nada se aprende…

Volviendo a ti, y a los fantasmas de la mesa, me encuentro cada vez más desplazado hacia el pico en que no tengo certezas, y trato de entrarte por donde buenamente puedo. Los fantasmas a  su vez me llenan de arrogancia o me tratan de aplacar subrayando mis carencias, avanzando así a trompicones ¿hacia donde?

Sin embargo, sí tengo algunas certezas, y con ésas pocas claves que me estructuran trato de avanzar a tientas, pero no a ciegas.

Urtzi canto

Bilbao a 11 de enero de 2021

Cartas a Basilio VI

Querido Basilio:

Hace bien poco he dado con el paradero de algunas de tus cartas públicas, especialmente de las que hablan de tus clases en la Bauhaus, no sé que contienen exactamente, pero ardo en deseos de poder revisarlas. Ya ando en tratos para hacerme con una copia y espero que pronto den frutos.

¿Sabes? Tratar de conocerte un poco más no hace más que alejarme de ti, te aprehendo humanamente y desaparece poco a poco el velo mítico que el arte pone sobre las cosas y personas. Puedo entender un poco mejor el espíritu de la época (estilo de la época), no aún el espíritu territorial, el espíritu estético de los “ejes” territoriales/bélicos de un siglo tan extraño y polarizado. Comprendo en ti un enfoque técnico, que creo se te exacerba en la Europa maquínica que puso su fe en la técnica, las medidas, los nuevos materiales… algo a lo que se acomodaría perfectamente tu herencia constructivista, propia del este, de donde venias ejerciendo la docencia artística.

Bien es cierto que todos tus estudios del color y la forma se basan en una experimentación casi científica, o así propones que puede formarse una teoría del color (de las artes), aprehensible como las otras ramas del conocimiento. Sin embargo, remarcas en rojo que la teoría es fruto de la práctica, un enfoque pedagógico que parece haberte provocado bastantes discusiones con los compañeros de la Bauhaus. 

Todo lo anterior me ayuda a comprender la decoración de tu casa, y me confirma experiencias, experimentos y tendencias que se me hacen extrañas, a mi, ahora, pero que tendrían sentido dentro de una experimentación de arte como la que parece que siempre has tenido durante tus años pasados.

Conocer a tus amigos me ayuda a ser cada vez más crítico contigo, un privilegio que no todos los visitantes a tu casa pueden tener. He aprendido de la “nueva pintura” (pintura abstracta) de Mondrian, que su fin último es la arquitectura, salir del lienzo y envolver al ser. Un espíritu similar habría entre tus compañeros, donde el diseño tendería a lo espacial, a lo arquitectónico, y por analogía, a lo escultórico. Si bien la visualidad de ésta época, desde la que te leo, es muy diferente de la del S.XX, una parte de tu estética viene de ése “Estilo de época” que has vivido.

Ahora bien ¿Qué hay de lo mío?

Artísticamente hablando, amigo, para mi eres un comienzo, dicen que los comienzos son clave para orientar el camino, y a mi me pareces uno de los mejores para el que busca, aunque no es fácil encontrar en ti si uno no tiene espíritu crítico, porque ni todo es bueno, ni todo lo bueno es válido para todos.

Digamos que ahora tengo un nuevo plano sobre la mesa en la que espero nos juntemos, ahora la mesa no esta sola, estamos nosotros y una duda en forma de Nietzsche.

Tu amigo Urtzi

1 de enero de 2021